30 de junio de 2011

Industrias, vajillas y tesoros de El Mangrullo

Por Luis Felipe Alegre

Cuando uno quiere encontrar en Buenos Aires un regalo inspirado en la iconografía popular, o tradicional –que en Argentina tiene otras connotaciones que en España-, puede elegir entre  varios enclaves para recorrer. Uno es caro, pero muy fino –paquete-, alrededor del primer tramo de la calle Córdoba y adyacentes, antes de la Avenida 9 de Julio.  Otro estaría por el barrio de San Telmo. Y, pura artesanía de creación, finalmente, habría que pasar un domingo por el mercadillo de Recoleta. Sin duda, hay más lugares, pero a los visitantes se les orienta hacia estos parajes, según busquen textiles, marroquinería, dibujos, cerámica, forja… 



Estos días en el Restaurante El Mangrullo de Zaragoza (C/ Francisco de Vitoria, 19), que acaba de cerrar sus puertas al público, confluyen todas esas opciones porque, a modo de rastrillo, la decoración museística del establecimiento está en exposición y venta al público. 
Viendo esos tapices, esas pieles de vaca, esos dibujos gauchescos, ese quirquincho, ese fuelle centenario, ese timón broncíneo de barco, esos farolitos, etc., uno no puede por menos  que pensar: “-¡Cuánta argentinidad está representada aquí!”. 
Y, junto a esto, evocamos también las tiendas de antigüedades de los barrios porteños, donde lo viejo se identifica con lo pasado de moda, cuando no con  lo usado.







Encontramos pinturas que recrean  el tipismo de La Boca, o la mitomanía que genera el país, como vemos en estos cuadros firmados por  un entusiasta de lo argentino, como es Perico Fernández –nuestro campeón mundial de boxeo, reconvertido a pintor.












Hay utensilios que asustan: “-¡Dios mío, cómo debían de sufrir los que manejaban este fuelle de dos metros de largo!”


Entre estos objetos, aparecen las prosaicas cámaras frigoríficas de la acreditada casa Liebherr.


          

Parecen hechas para una película de terror, pues en su pulcro interior podrían esconderse hasta tres payadores perseguidos.

Y aquí  la evocación marinera, tan cara a González Tuñón, poeta favorito del Establecimiento, con este timón de bronce.


Ya que citamos a Tuñón, sigamos viendo, en el siguiente video, lo que estos días nos ofrece El Mangrullo a precio de saldo, y oigamos, de paso, la interpretación que hace el Cuarteto Cedrón del poema ‘La cerveza del pescador Schiltigheim’.


 Ah, si usted. no desea comprar nada pero quiere saludar a Rogelio, sepa que ahí lo encontrará. ¡Sin tristezas, eh! Está, sencillamente, en una encrucijada de caminos que parten y caminos que vuelven.

28 de junio de 2011

¿"Cultura" es lo que dicen los "gestores culturales" que es "cultura"?

Hoy, precisamente, y a las cuatro de la tarde, antes de que ocurra lo que vaya a ocurrir... recordamos dos artículos, clásicos ya, que inquieren sobre la actomanía "cultural".
El primero es de Rafael Sánchez Ferlosio  y fue publicado en El País, el 22 noviembre de 1984 (Luis Felipe lo tiene en el repertorio de sus Monólogos Prosáicos): 

La cultura, ese invento del Gobierno

Rafael Sánchez Ferlosio (El País, 22-XI-1984)

El Gobierno socialista, tal vez por una obsesión mecánica y cegata de diferenciarse lo más posible de los nazis, parece haber adoptado la política cultural que, en la rudeza de su ineptitud, se le antoja la más opuesta a la definida por la célebre frase de Goebbels. En efecto, si éste dijo aquello de "Cada vez que oigo la palabra cultura amartillo la pistola", los socialistas actúan como si dijeran: "En cuanto oigo la palabra cultura extiendo un cheque en blanco al portador". Humanamente huelga decir que es preferible la actitud del Gobierno socialista, pero culturalmente no sé qué es peor.Aún agrava las cosas el hecho de que tales criterios se los imiten todos: la oposición, los Gobiernos autonómicos, las cajas de ahorro, los organismos paraestatales, etcétera. Confieso que tal vez esté yo esta mañana un poco fuera de mí para escribir con la serenidad debida, pero es que acabo de recibir la gota que colma el vaso: es una carta cuyo infeliz autor va a sufrir por mi parte la injusticia de pagar por todos, ya que, como botón de muestra de la miseria a la que me refiero, considero apropiado transcribirla. Es del jefe de un organismo paraestatal (y no sé si hago bien callando nombres), que sin conocerme de nada me tutea, y dice así: 

"Querido amigo: / Te escribo para invitarte a participar con un texto tuyo, (sic por la coma) en un catálogo de una exposición que deseamos sea un tanto distinta. Se trata de una muestra de pintores actuales, que en lugar de pintar lienzos lo harán sobre abanicos. Sin embargo, no es una exposición de "abanicos" (sic por las comillas), sino que el soporte no será un lienzo. Por tanto, los abanicos son de gran tamaño, y los pintores tienen libertad absoluta para pintarlos, romperlos, jugar y lo que se les ocurra. / Estos soportes los hemos conseguido de China, Japón, y algunos más pequeños, Valencia. / Para el catálogo, nos gustaría que nos mandaras si aceptas, (he renunciado ya antes a seguir poniendo sic) un texto de dos-tres folios, que se ha acordado retribuir con 50.000 pesetas. Hemos invitado a los principales prosistas y poetas, cuya aportación creemos que podría ser muy interesante, y entre los que encontrarás a muchos amigos. Nos gustaría tener el texto a principios del mes de febrero. / Siguiendo nuestra costumbre, queremos subrayar especialmente el acto inaugural, y esperamos que la presentación de la muestra, a principios de mayo, tenga un aire festivo y refrescante. / Un abrazo, NN".

Fíjense no más: si yo, que conozco a poca gente, habría de encontrar "muchos amigos" entre esos "principales prosistas y poetas" y todos ellos van a salir a 10.000 duros por barba, ¿cuánto no va a costar sólo el catálogo de tan descomunal parida? Añádanse a ello las probablemente superiores cantidades que van a cobrar los artistas por hacer el gilipollas con los soportes -embadurnándolos, rompiéndolos o jugando con ellos con absoluta libertad, como prevé el proyecto-, los costos de impresión del catálogo -a todo color, supongo-, gastos de organización, programación, franqueo, propaganda y qué sé yo qué más, precio de los soportes, con sus fletes e impuestos aduaneros nada menos que desde China y Japón, y, por fin, despilfarro de canapés y de borracherías para "el acto inaugural", que el ente en cuestión se complace en asegurar que, "siguiendo su (nuestra) costumbre, quiere (queremos) subrayar especialmente", y se tendrá a cuánto asciende la factura de la "festiva", "refrescante", indecente y repugnante monada cultural.
El autor de la carta se aprovecha de que los llamados intelectuales, teniendo precisamente por gaje del oficio el de no respetar nada ni nadie, no pueden sentir respeto alguno hacia sí mismos ni, por tanto, se van a dar jamás por insultados al verse destinatarios de una carta así, como se darían, en cambio, los miembros de cualquier otro gremio. No es esa, por consiguiente, la cuestión, sino la del insulto que el hábito generalizado de tales despilfarros es para el presupuesto y el contribuyente, así como el mal ejemplo y la degeneración que para cualquier idea de cultura supone la proliferación de mamarrachadas semejantes, de las que el actual Ministerio de Cultura -precedido tal vez por algunos ayuntamientos socialistas- es el primer y más entusiástico adalid. Pero, aunque los intelectuales estén excluidos del derecho a sentirse insultados por nada ni por nadie, sí pueden dolerse íntimamente por la constatación de su propia nulidad, y nada se la confirma tan palmariamente como la incondicionalidad ante la firma que caracteriza los actuales usos del tráfico cultural. Cuántas veces, en los últimos tiempos, he tenido que soportar que me dijeran: "Nada, dos o tres folios sobre cualquier cosa, lo que tú quieras, lo que se te ocurra... ¡Vamos, no me dirás que si tú te pones a la máquina ... !" Nadie te pide nunca nada específico, un desarrollo de algo particular que considere que has acertado a señalar en algún texto y, sobre todo, nadie te exige que lo que le envíes sea interesante y atinado; y así ves perfectamente reducido a cero cuanto antes hayas pensado y puesto por escrito y cuanto en adelante puedas pensar y escribir, para que solamente quede en pie la cruda y desnuda cotización pública de tu firma, sin que la más impresentable de las idioteces pueda menoscabar esa cotización; claramente percibes cómo, sea lo que fuere lo que pongas encima de tu firma, equivale absolutamente a nada.
Nunca nadie recurre a los llamados intelectuales tomándolos en serio, como sólo demostraría el que los reclamase, no para pasear sus meros nombres remuneradamente, sino para pedirles alguna prestación anónima y gratuita (¡y qué Gobierno podría haber soñado una mejor disposición hacia el colaboracionismo como el que este de ahora tenía ante sí en octubre de 1982!). Mas no se quiere, no se necesita su posible utilidad valga lo que valiere -ésta, acaso, hasta estorba-, sino la decorativa nulidad de sus famas y sus firmas. Es como para sospechar si no habrá alguna especie de instinto subliminal que incita a reducir a los intelectuales a la condición de borrachines de cóctel, borrachines honoríficos de consumición pagada, para dar lustre a los actos con el hueco sonido de sus nombres, a fin de que se cumpla enteramente la clarividente profecía del chotis: "En Chicote un agasajo postinero / con la crema de la intelectualidad". Tal confusión de lo espiritual con lo espirituoso hace que una auditoría realmente expresiva de la actual concepción de la cultura no sería cometido de un contable que detallase en pesetas los distintos capítulos del despilfarro cultural, sino más bien oficio de un hidráulico que midiese en hectolitros el aforo de los ríos de alcohol suministrado. Aunque a veces ni siquiera parece necesaria la asistencia fisica, sino que basta con que el nombre aparezca en el programa. Un intelectual orgánico de la Menéndez Pelayo, que tenía a su cargo un seminario sobre tauromaquia en Sevilla, se pasó un par de meses poniéndome conferencias (lo menos puso cinco) para que asistiese, y por mucho que yo le contestase que no sólo no pensaba ir, sino que además veía muy mal que la Meriéndez Pelayo no hallase cuestión más grave en que gastarse los dineros públicos (me imaginaba yo un etílico aquelarre aflamencado sobre las consabidas falacias y chorradas de lo lúdico, lo mítico, lo telúrico, lo vernáculo, lo carismático, lo ritual, lo ancestral, lo ceremonial, lo sacrificial y lo funeral... iiibastaaa!!!), seguía insistiendo con una actitud incluso de desprecio personal -pues éste sí era conocido mío-, al ignorar por completo mi explícito rechazo, como si no lo oyese, repitiéndome: "Sí, hombre, si tú vendrás; ya verás como vienes y te gusta", hasta que al fin, quieras que no, pese a mi negativa y a mi ausencia, terminó por poner mi nombre en el programa, pues, por lo visto, era el nombre lo único que realmente importaba, su presencia y su permanencia en el prospecto impreso, como en una orla de honor de fin de carrera, ya que la única función real de los actos culturales es la de que hayan llegado a celebrarse, y el prospecto es su testimonio perdurable.
Si en el origen de la pasión por los actos, culturales o no, de este afán que podríamos llamar actomanía está la motivación interna del meritoriaje burocrático -puesto que el número y el brillo de los actos celebrados es siempre un tanto de valor visible y sólido en la columna del haber para el currículo de cualquier burócrata-, aún agrava el fenómeno la influencia, a mi entender palmaria, del espíritu de la publicidad. Y a esa influencia se halla especialmente expuesto todo lo que llamamos cultural. No hay más que ver lo llanamente que se aviene a aceptdr una palabra congénitamente publicitaria como promoción: se habla de "actos patrióticos", pero suena chocante "promoción patriótica"; en cambio, corre como sobre ruedas "promoción cultural". Ya en la incondicionalidad ante la firma, que arriba he señalado, puede advertirse cómo los usos culturales imperantes imitan el sistema de valores de la publicidad, para la cual un Nombre es siempre un Nombre, como para los anunciantes de champaña catalán Gene Kelly, aunque salga embalsamado en salmuera de polvos de talco a dar dos o tres pasos de baile de semiparalítico (homologables a los dos o tres folios "sobre cualquier cosa" que se les piden a las firmas consagradas), será siempre incondicionalmente Geneee... iiiKelly!!!, del que se sabe que no cobra precisamente cuatro reales por decir "kahrtah nevahdah".
En cuanto a la actomanía, ha llegado, en lo cultural, a impregnarse hasta tal punto del espíritu de la publicidad, que hasta llega a adoptar las formas económicas de la gestión publicitaria: en unos festejos culturales de Navarra, en los que tomé parte este verano, descubrí, para mi estupefacción, que el entero tinglado de los actos, financiados por el Gobierno de Navarra y la institución Príncipe de Viana, había sido completamente encomendado a la gestión de una agencia profesional especializada en montajes culturales. La promoción cultural ya tiene, pues, ella también, agencias, como la promoción publicitaria. La extensión del ejemplo del actual Ministerio de Cultura -especialmente por lo que se refiere a la universidad de verano Menéndez Pelayo, su más deslumbrante y escaparatero "peer en botija para que retumbe"-, envidiado e imitado por los departamentos homólogos de los Gobiernos autonómicos, los municipios, los entes paraestatales, bancos, cajas de ahorro o cualesquiera otras instituciones que tengan presupuesto cultural, se dirige resueltamente a un horizonte en el que la cultura, y con ella su misma concepción y su sentido mismo, se vea totalmente sustituida por su propia campaña de promoción publicitaria. La cultura quedará cada vez más exclusivamente concentrada en la pura celebración del acto cultural, o sea, identificada con su estricta presentación propagandística, tal como con paladina ingenuidad declara expresamente el autor de la carta transcrita al comienzo de este artículo: "Siguiendo nuestra costumbre, queremos subrayar especialmente el acto inaugural".
La misma degenerativa y reductora concepción de la cultura está detrás del sonrojante eslogan La cultura es una fiesta, que ha hecho tanta fortuna, y al que Santiago Roldán, rector de la Menéndez Pelayo es, por lo visto, un adicto cordial y convencido. El prestigio de la fiesta y de lo festivo parece haberse vuelto hoy tan intocable, tan tabú, como el prestigio de el pueblo y lo popular. No se diría sino que una férrea ley del silencio prohíbe tratar de desvelar el lado negro, oscurantista, de las fiestas, lo que hay en ellas de represivo pacto inmemorial entre la desesperación y el conformismo, y que, a mi entender, podría dar razón del hecho de que en el síndrome festivo aparezca justamente la compulsión de la destrucción de bienes o el simple despilfarro. Si esta suposición es acertada, dejo al lector la opción de proseguir la reflexión sobre lo que, para el contenido interno del asunto, podría significar y aparejar esa total identificación entre cultura y fiesta; yo, por mi parte, seguiré aquí ciñéndome al aspecto más externo.
Así, por si no bastaba el mimetismo con la mentalidad publicitaria de las grandes marcas para hacer que en esta Cena de Trimalción de la cultura socialista el mero gasto en sí mismo y por sí mismo resulte ya, sin más, convalidado como atributo cierto del decoro y hasta ingrediente de la calidad, viene a sumársele en igual sentido, mediante la homologación de la cultura como fiesta, la compulsión hacia el despilfarro sin residuo, cimentada tal vez en los más torvos y oprimentes lastres del sospechoso espíritu festivo. Otro factor que, como un casi inevitable acompañante natural, suele traer consigo tal propensión festiva y hasta festivalera de las actividades culturales, es el del imperativo de popularidad de, la cultura. Félix de Azúa, en un espléndido artículo (La política cultural `socialvergente', EL PAÍS, 17 de febrero de 1984), referido al ambiente catalán, señalaba la práctica identidad de directrices entre la política cultural de Convergència i Unió y la del Partido Socialista de Cataluña. Entresaco unas frases del artículo: "La política cultural de los socialistas catalanes tiende a un populismo de la peor especie idealista. Se trata, según dicen, de 'eliminar el elitismo' (...) o de 'promover el arte popular'. Caminan ciegamente en dirección a Max Caliner y la política cultural de Convergencia. (... ) Hay en este planteamiento un par de equívocos. El primero y superior es el del término lo popular. ¿Qué pueblo? ( ...) El segundo equivoco es el de la neutralidad y el miedo al dirigismo cultural. Se trata de un puro engaño. Dirigismo cultural lo hay siempre que existe financiación. Pero la izquierda trata de disimular la mala conciencia con el cuento de la cultura popular. Promover un cine de halago a las zonas más brutales y acéfalas de la sociedad (como Locos, locos carrozas) o financiar espectáculos que rozan lo patológico (como la práctica totalidad del teatro que se exhibe en Barcelona), con la excusa de que son populares, oculta la impotencia de los funcionarios para poner en pie una producción inteligente. Tratan de evitar críticas de la izquierda mediante el fantasmón del pueblo o de la tradición popular catalana, mientras ofrecen cifras de asistencia ( ... ), cifras que podrían multiplicarse por diez si se decidieran a financiar una ejecución pública, el espectáculo más popular de todos los tiempos". (Hasta aquí, Félix de Azúa.)
Sintetizando, en fin, con un ejemplo: puesto que, por una parte, la cultura es una fiesta, y las fiestas están obligadas a ser caras, una escenografía teatral barata, como lo es la cámara de cortinas, hallará resistencias entre los promotores, por el temor típicamente hortera de que el espectáculo pueda ser tachado de pobretonería o hasta indecencia; y puesto que, por otra parte, la cultura no ha de ser elitista, sino popular, de nuevo el uso de la cámara de cortinas se verá rechazado por el grave defecto de su carácter elitista. De modo, pues, que la cámara de cortinas -el más espléndido invento formal de la antigua vanguardia-, por el doblado achaque de no ser ni popular ni cara, sino, por el contrario, barata y elitista, se verá repudiada por los actuales promotores culturales, como algo doblemente indeseable, constituyéndose incluso en paradigma de lo que según ellos no hay que hacer.
Pero estos gobernantes socialistas, que a veces gustan de proclamarse machadianos, o no han frecuentado mucho el aula de Mairena, o ya ni lo recuerdan. Cuando Mairena expuso su proyecto ideal de centro de enseñanza, contraponía claramente una posible Escuela Superior de Sabiduría Popular, como lo rechazable, frente a una posible Escuela Popular de Sabiduría Superior, como lo deseable. Así que lo que Mairena propugnaba podría, muy ajustadamente, designarse como elitismo barato, en el que, por afectar la baratura tan sólo a la actividad de la enseñanza, no al saber enseñado, la tal escuela podía permitirse concebir la aspiración de llegar algún día a hacer mayoritario ese saber. La política cultural de este Gobierno hace lo exactamente inverso al elitismo barato de Mairena: un populismo caro; mejor dicho, carísirno, ruinoso. Aunque, eso sí, "festivo y refrescante", sobre todo si en el concepto de refrescos entran también los vinos y licores.



 Y, al hilo del anterior, esta humorada de Rafael Reig  Publicada en El Mundo el 21/12/2006:

Gestores culturales

Sala Segunda de lo comprometido

 Rafael Reig (El Mundo el 21/12/2006)

Han sido vistas las diligencias seguidas contra los llamados Gestores culturales y ha sido probado y así se declara como:

HECHOS PROBADOS
Que en cualquier institución pública o privada que disponga de un presupuesto asignado a Cultura, cuando se acerca el último trimestre del año, alguien echa cuentas. ítem: que demasiado a menudo comprueba que, como no espabile, no va a conseguir gastarse todo el presupuesto. ítem plus: que la finalidad metafísica de todo presupuesto es ser gastado hasta la última fracción de euro, pues lo restante nunca se acumula y además se arriesgan a un recorte el próximo año.

Que la detección de partidas presupuestarias no gastadas provoca en su correspondiente gestor el conocido “síndrome del euro restante”, que se caracteriza por: espasmos glóticos, incontinencia urinaria, sudoración copiosa y alteraciones de la percepción. ítem más: los afectados sienten la necesidad imperativa de gastar ese dinero en el acto, para lo cual improvisan cualquier actividad cultural (o mamarrachada). ítem plus: su estado de ansiedad y confusión mental da lugar a la multiplicación de mesas redondas, premios literarios (cerca de 2.000 anuales en España: cinco diarios, incluyendo festivos), jornadas literarias, encuentros de poetas y banderilleros y hasta conciertos en los que repetidores de bachillerato ponen al Quijote ritmo de rap.

Que el jurisconsulto Sr. Sánchez Ferlosio se asombraba, en 1984 (“La cultura, ese invento del Gobierno”, El País, 22-XI-1984), de que comenzaran entonces a surgir agencias especializadas en montajes culturales, y pronosticaba: “La cultura quedará cada vez más exclusivamente concentrada en la pura celebración del acto cultural, o sea, identificada con su estricta presentación propagandística”. Más de veinte años después la situación es aún peor que sus vaticinios: ya no hay universidad que no ofrezca su “Máster en gestión cultural” ni institución pública o privada sin su correspondiente presupuesto cultural a cargo de un gestor puntualmente aquejado de su “síndrome del euro restante”.

FUNDAMENTOS DE DERECHO
Los hechos probados son constitutivos de un delito de destrucción masiva de la cultura. El Sr. Sánchez Ferlosio ya denunciaba la inepta, maguer que humanitaria, concepción de la política cultural que sólo pretende diferenciarse de los nazis. Unos decían: cada vez que oigo la palabra cultura, amartillo mi pistola; otros dicen: cada vez que oigo la palabra cultura, extiendo un cheque en blanco. Ahora la consigna es: cada vez que oigo la palabra cultura, le asigno un presupuesto y un gestor. La actomanía (acuñación del Sr. Sánchez Ferlosio) es admisible como obra de misericordia hacia escritores, opinadores y artistas plásticos, que reciben así algún auxilio para sus muy precarias economías, y la ley tolera que sean invitados a mesas redondas o como representantes de la literatura de Moratalaz en Londres. Sin embargo, cuando la actomanía se convierte en el único vector de la política cultural incurre de lleno en ilícito penal, toda vez que, a expensas de la cultura, concentra sus maliciosos esfuerzos en los “acontecimientos culturales” (“500 actos culturales en cinco días”, se jactaban hace unas semanas los organizadores), en la impúdica propaganda de las propias instituciones que los perpetran y en el gasto total del presupuesto de forma improvisada, como consecuencia del “síndrome del euro restante”.

ACUERDO
Que debo condenar y condeno a los gestores culturales, como autores de un delito contra la cultura, a la pena de no realizar durante los próximos dos años inversión alguna que pueda exhibirse en un catálogo, folleto, memoria anual o campaña electoral, o que pueda constituir noticia periodística. Durante dicho período deberán destinar la totalidad de sus fondos a bibliotecas escolares, representaciones gratuitas en centros de ancianos o cualquier otro gasto que estimen oportuno, pero con la prohibición expresa de dar noticia del mismo, presentarlo a la prensa o inaugurarlo en modo alguno. Se les impone además la pena accesoria de asignar directamente el presupuesto no gastado a los habituales charlistas del circuito, sin necesidad de que se personen en acto alguno, con el fin de subsanar así su lucro cesante.

Así lo pronuncio, mando y firmo.


Contra esta resolución cabe interponer recurso de apelación en el plazo de siete días ante el juzgado digital de segunda estancia: www.elcultural.es



 Dado que la suerte está echada, nadie nos acuse de haber entorpecido esa inmoralidad de la que no hablamos aquí.

J.L. Trasobares pide que se abra un proceso crítico

El Independiente de El Periódico de Aragón, José Luis Trasobares, publicaba ayer su columna con el título

Por encima de sus posibilidades

Puede ser que en alguna de esas enormes oleadas de contratos de obra y servicios firmados por las instituciones públicas aragonesas en los años de las vacas gordas hayan existido oscuras y sobrecogedoras motivaciones. Pero en la mayor parte de los casos la cuestión ha tenido otros desencadenantes, otra fuerzas gravitatorias. Visto en perspectiva, se tiene la impresión de que demasiados gestores de nuestros grandes proyectos colectivos han actuado con honestidad pero con escaso criterio y un bajo nivel de eficiencia profesional. Actuaron desbordados por la tarea, superados por las circunstancias... aunque ellos, eso sí, pensaran que lo estaban haciendo magistralmente.
Ahí están los edificios públicos (o semipúblicos, como luego se verá). Alucina pesar que el efecto Guggenheim durase tanto tiempo, hasta alcanzarnos en pleno 2008. Veámoslo, encarnado en el Pabellón-puente o en la Torre del Agua, armatostes caros, sin destino conocido a estas alturas, que las dos cajas (sus destinatarias últimas) manejan como patata caliente. O la enorme y disfuncional estación de Delicias. O los sonados fracasos habidos en el Fleta y en el presunto Espacio Goya. O en el Palacio de Hielo, más bien el Palacio de la Chapuza. Y de remate, el Pablo Serrano, otro monumento al emblematismo provinciano. Es feo, es caro, es de difícil mantenimiento y ha surgido como inaudito armatoste sin plan museístico ni lógica alguna.
La culpa no es de los arquitectos ni siquiera de los ingenieros y otros técnicos de las constructoras, que se volvieron mochales resolviendo problemas sobre la marcha mientras se disparaban los costes. No, la responsabilidad primera y última es de los gestores institucionales, que se tiraron a la piscina sin saber nadar.
Por eso aquí hace falta recapitular, reconsiderar lo hecho (y su coste) y abrir un proceso crítico que permita hacernos una idea de la situación y trazar algún rumbo futuro. Debería hacerlo el PP en el Gobierno de Aragón para vacunarse de tales errores, y el PSOE en el Ayuntamiento de Zaragoza para no volver a caer en ellos. Háganlo... aunque sea obligados por el maldito y destructor ajuste. 


José Luis Trasobares.

27 de junio de 2011

De institutos: 'Pan de lectura'

El Gobierno de Aragón acaba de publicar Pan de lectura: Sugerencias para un plan de lectura, escritura y expresión oral.
 
El Pan de lectura nace con el deseo de servir de instrumento de reflexión y estímulo para que los centros educativos de la Comunidad Autónoma de Aragón elaboren un plan que permita desarrollar la competencia comunicativa en sus cuatro destrezas: leer, escribir, escuchar y hablar.  


Portada de Pan de lectura
El libro está coordinado por Mercedes Caballud Albiac, Carmen Carramiñana, Antonia Herrer y Severino Pallaruelo

Agradecemos las líneas que Merche Caballud, “una profesora de secundaria”, dedica a nuestro trabajo en los institutos y que aquí reproducimos:

Envueltos en las actividades -Música, Teatro, poesía- de homenaje a Miguel Hernández por su centenario, el Silbo Vulnerado, recorre España y Latinoamérica, donde ya son huéspedes queridos y conocidos. Luis Felipe Alegre, cabeza visible y permanente de El Silbo lleva por aquí y por allá, con su dicción clara, descarada y sensible los versos destinados a tapizar los espíritus de los que no leen poesía. Pero también se dejan tapizar de esa seda poética los que sí la leen. Miguel Hernández es un invitado especial. No en vano El Silbo Vulnerado se honra con este título hernandiano. Recomiendo una mirada a su blog donde nos ponen puntualmente al día. http://elsilbovulnerado.blogspot.com/, Blog con actualidad, recuerdos y reflexiones de la Compañía, como ellos anuncian.

De los muchos espectáculos, recitales, canciones, experimentos, me gustaría destacar, en este libro que tanto se relaciona con la clase, el papel tan esencial que El Silbo tiene en sus recorridos por los Centros, especialmente los institutos.

 Quién pudiera recuperar su visita asidua en aquellas campañas. Cuando llega El Silbo, la clase de lengua y literatura se levanta unos cuantos palmos del suelo. Recobra su verdadero valor: ahí está la literatura viva. Los romances ya son los romances que canta Carmen Orte, el Arcipreste de Hita es un Luis Felipe buhonero y entran en clase por la puerta del gusto García Calvo, León Felipe, San Juan de la Cruz  que no “tocaba” darlos ese año, o que no se dan nunca. Lo didáctico se vuelve personal para la chiquillería y los profesores.

Viva mil años El Silbo, aunque sean malos tiempos para todas las cosas que valen la pena.


El Silbo en institutos, 1990: Carmen Orte junto a Leda Valladares. Detrás: Luis Miguel Bajén, Goyo Maestro, Luis Felipe y Pilar Trillo. Foto: Antonio Ceruelo

En el Parque Chas de Buenos Aires: motivos de Ariel Prat

Dijimos al taxista que íbamos a Parque Chas y suspiró como si le hubiésemos dado una puñalada.
Para el que no ande por Buenos Aires, habrá que aclarar que Parque Chas es un núcleo poblacional de casas bajas, circular, con unas muy pocas calles, incrustado en el barrio de Villa Urquiza. Y es difícil encontrar la salida.
Pues bien, allí, en la calle Ginebra, pasó Ariel Prat sus años adolescentes. Por eso, la semana pasada,  Elizabet Casares comandó un grupo de vecinos para hacer un mural de homenaje al artista del barrio.

El guante, uno de sus motivos murgueros, firmado por Ariel en su mural.


Estamos seguros que este sencillo dibujo callejero ha sido para Ariel tanto o más gratificante que los reconocimientos a su labor en pro de la murga porteña por parte del gobierno de su ciudad. Porque cuando al artista se le reconoce desde los andamios del poder y desde el barro de la calle, será porque algo importante se ha hecho para la comunidad.


 Desde aquí felicitamos a los vecinos del Parque Chas por la iniciativa. Y compartimos la alegría con los amigos de Ariel y toda la familia Martorelli.

Ariel ante el mural.



 En la página parquechasweb.com.ar , Fernando Belvedere hace un reportaje del acto inaugural. De ahí tomamos las fotos sin firma del acto inaugural.
Por su parte, la agencia Télam difundió la noticia en estos términos:

Simpatizantes y amigos del músico y cantante Ariel Prat inauguraron hoy un mural en su homenaje emplazado en el barrio de Parque Chas, frente a la casa en que vivió desde su nacimiento el artista, actualmente radicado en España. 
El mural, que ilustra un guante y un bombo murgueros y el pañuelo que Prat utiliza en todas sus presentaciones, fue pintado en un paredón emplazado en la calle Ginebra al 3900 por simpatizantes del músico, autor de emblemáticas canciones de la murga porteña como "La retirada" o "Los trasplantados de Madrid".
También colaboraron con la obra los integrantes de la agrupación barrial "Vecinos por el 25 de mayo", que lideraron una lucha de varios años para lograr -con éxito- la reapertura del cine teatro 25 de Mayo, del barrio de Villa Urquiza.
Con Elisabet. Foto: Jorge A. Mercado

Foto: Jorge A. Mercado
Prat, que con más de 20 años de carrera lleva editados casi diez álbumes en la Argentina y España, asistió al acto en su homenaje y agradeció el esfuerzo de los vecinos y amigos que se autoconvocaron para concretar esta obra.
Acompañado por Miguel Suárez, bajista de su banda, cantó algunas de sus canciones, entre ellas "Las pibas de Urquiza", afectuosamente recibida en ese barrio de Buenos Aires vecino a Parque Chas.
El músico vive desde hace unos diez años en España, pero todos los años pasa algunos meses en la Argentina para grabar sus discos y presentarse en distintos escenarios porteños, y de Baradero, La Plata y Rosario.

Ariel y Amanda, su madre. Foto: Elisabet Casares

26 de junio de 2011

Pepe Gastón, recordado en el Teatro Principal

Hoy, en el Teatro Principal de Zaragoza, habrá un recital en recuerdo del gran amante de la poesía Pepe Gastón. Fue fundador, junto al recordado José Antonio Rey del Corral, de Montesolo, grupo que reunía -y reúne- en su entorno a cantores, recitadores y escritores. Periódicamente nos obsequian con los versos de sus poetas favoritos, cantándolos o recitándolos con sus guitarras.

Pepe Gastón

Sus amigos y compañeros le homenajean hoy con el programa que anuncia la nota:


Pepe Gastón, fundador del grupo Montesolo junto al poeta José Antonio Rey del Corral, nos dejó a principio de este año.
El próximo domingo, 26 de junio a las 19 h, en el Teatro Principal de Zaragoza, sus amigos le recordaremos en un sencillo acto en el que esperamos contar con tu compañía
Entrada libre, hasta completar el aforo PREVIO PASO POR TAQUILLA A RECOGER INVITACIÓN

Programa:

1- Presentación: 
Eduardo González-Yolanda Bujedo (texto de Javier Aguirre)

2- Primera parte:

Arturo Hortas y Raquel Agudo
Quique Artiach
María Confussion
Curro Fatás con Jorge Berges
Elena Rubio
Yolanda Bujedo con Javier Lizalde
María José Hernández
Montse Castellá
Agustín Alegre

3- Segunda parte: 
Montesolo

18 de junio de 2011

Lumumba en un poema de Nicomedes Santa Cruz

La Escuela de Español de la Comisión de Defensa de Inmigrantes en Aragón  lleva 20 años dando clases de español a inmigrantes en el Instituto Pablo Serrano, Batalla de Lepanto s/n, los viernes de 20 a 21.45 h. y los sábados de 19 a 21 h. durante el año escolar. Todos/as somos voluntarios/as.
Con tal motivo La Escuela, con la colaboración de un grupo de compañeros, realiza  una serie de actividades de las que queremos destacar  una Jornada sobre África  que tendrá lugar el próximo sábado 18 de junio en el Centro de Historia de Zaragoza.

Jornada por Africa sábado 18 de junio.
Centro de Historias, Zaragoza

10.00 .- Tráfico de armas. Arcadi Oliveres, Profesor UAB, presidente de Justicia i Pau
11.45 .- Café
12.15 .- El Congo. Jean Babtiste Kambale, misionero Agustino de la Asunción (a.a.)
14.00 .- Comida a cargo de la Semana Cultural de La Madalena
16.00 .- Somalia y la piratería europea. Juan Falque (presentación y proyección del documental Piratas 26´)
17.45 .- Café
18.16.- Norte de Africa El mundo árabe y sus revoluciones. Loles Oliván, arabista
20.00.- Fiesta y tapas africanas en la Via Láctea

Hay que añadir que este es el quincuagésimo aniversario de la muerte de Patricio Lumumba

Aprovechamos esta iniciativa de la Comisión de Defensa de Inmigrantes de Aragón, para recordar este poema, "Congo",  de Nicomedes Santa Cruz:

13 de junio de 2011

9º Acto de 'Gabriel Celaya y su tiempo'

En esta penúltima sesión, abordaremos el giro de Celaya en los Setenta y veremos la entrevista de Soler Serrano al poeta en A Fondo.
La Topera: San José de Calasanz, 31. Hoy lunes, a las 20.30

Aquí,  Antón Castro y Luis Felipe, fotografiados por José Luis Gamboa en la sesión del pasado lunes.


Pareció que el público (al que vamos a llamar por sus nombres: Sol, Rogelio, Raúl, Fernando, Karlos, Julio, Jose Luis, Carmen, JJ, Carla, Germán, Julián, Helena, Josefina y Teresa) apreció la charla. Algunos de ellos, fotografiados también por Gamboa:













Antón, admirador confeso de Vicente Almazán, utilizó un retrato de Luis Felipe hecho recientemente por Vicente, para escribir un cariñoso comentario en facebook:


RETRATO DE RAPSODA: LUIS FELIPE ALEGRE*

Le tengo mucho cariño a Luis Felipe Alegre. A veces pasamos meses sin vernos. Quizá años. A veces nos encontramos casi todas las semanas. A él le debo que haya escrito algunos poemas: esa poesía narrativa en la que por ahora me siento más cómodo. Siempre he admirado su generosidad hacia la poesía y los poetas: es su vocación, su pasión, su destino. Desde muy joven. Es su oficio esencial: vivir, leer, declamar, respirar poesía, amar a un sinfín de mujeres en medio de nubes de poesía, ser padre con poesía. Luis Felipe hace muchas cosas sigilosamente, por la trastienda del mundo: es capaz de organizar un recital semanal, durante todo un año, con poemas de Miguel Hernández o es capaz de hacerlo exactamente lo mismo, a lo largo de varias semanas, en La Topera –el bar de Germán Díez- con la obra de Gabriel Celaya. 

Se celebra el centenario del poeta vasco. Luis ha invitado a distintos escritores, estudiosos o periodistas a hablar de Celaya, pero antes él abre una maleta de libros y cuenta cosas: habla de poéticas, recorre los libros de Celaya, habla de afinidades y disidencias con otros poetas, abre y cierras libros de Jaime Siles, Castellet o Vázquez Montalbán, exhibe fotocopias, y luego, tras su lección y su rapsodia, invita a hablar a los otros. Hablamos, claro, de Celaya, de Claudio Rodríguez, de Valente, de Aleixandre, de Juan Ramón Jiménez, de Machado, de Federico García Lorca, de Blas de Otero, de Antonio Colinas, de Pere Gimferrer, de Paco Ibáñez, de Luis Cernuda. Casi sin querer, de excursión en excursión, a lomos del viento de la imaginación y la memoria, hablamos de todo. Y Luis Felipe Alegre, como el último rapsoda apasionado, bien rodeado de amigos, seguía allí: feliz, aleteante, prisionero de las palabras con sentido. Y con su luna republicana en el alma y en el ojal.
Antón Castro, 9 de junio
*Esta foto es de Vicente Almazán, el fotógrafo de cabecera de mi facebook y mi blog. Luis Felipe Alegre es el fundador de El Silbo Vulnerado, y ahora trabaja mano a mano con Carmen Orte en diversos espectáculos.

Luis Felipe y Antón, en La Topera. Fotografía José Luis Gamboa

Poesía y Canción en el Parque Delicias

Recordando al genial rosarino Roberto Fontanarrosa comenzó este año el ciclo Noches de Juglares, con frío y lluvia amenazante que conjuró con sus canciones  Rodrigo García.
Siguieron los versos de Julio Donoso, "el profeta", que ahora vive en los aledaños del barrio, aunque éste es un poeta para todos los barrios, en clave lírica ('La chica de San José') o hímnica ('Zaragoza'). Gran improvisador, Donoso acabó sacando al escenario a los futbolistas de Los Enlaces para cantar el himno que compuso al club.
Esa segunda Noche se redondeó con una extraordinaria actuación de Jaime, Alberto, Elena, Pablo, Pepino y Maribel, o sea de Amankay.

Amankay, treinta años recreando la música andina y latinoamericana. Foto Miguel Gracia
Y, en la última Noche, Carmen Orte y Eugenio Arnao también tuvieron que hacer bises porque el público que, esa noche sí, llenaba el patio del Parque Delicias, tenía afición por la poesía que exhala el cancionero sefardí.
Cerró el ciclo Ángel Guinda, que fue presentado por Luis Felipe con especial agradecimiento. Recitó poemas más o menos recientes y acabó con la prosa poética de su último libro, Spectral.
Está mal que lo digamos nosotros, pero todos salieron a hombros del Parque Delicias. Bah, como siempre.
NO
Soy un claro interior, el porvenir
de una puerta que siempre está atrancada,
la trampa de vivir y ver morir.


Contra la destrucción de la conciencia
bramo, reviento, clavo en Dios los codos.
Soy un zarpazo roto de paciencia.

Una luz que, arañando los escombros,
borra la niebla y sigue hacia adelante.
Un hombre con la sombra hasta los hombros.

Como hambre y bebo sed con todos
los condenados a escarbar la nada.
Esto no es un poema, es un desplante.

Profundamente grito un no rotundo.
Yo no quiero vivir en este mundo.


Ángel Guinda (de Claro interior)

12 de junio de 2011

Gracia Mosteo: 'Treinta motivos para reencarnarse en mosquito'

 Por Luis Felipe Alegre
Hace unas semanas, José Luis Gracia Mosteo presentó su último libro en Calatorao.
Después lo haría en el centro de Zaragoza, pero, qué quieren que les diga, preferí ir al pueblo del Jalón y tomar una foto de José Luis dedicando libros a sus paisanos.
En la mesa, el concejal de cultura, Alfredo Abad, el Alcalde de Calatorao, Jesús Isla, y Pilar Langarita, que hizo una brillante presentación del autor. Manuel Gálvez y el firmante, leímos versos de El blues de los bajos fondos.

En el blog Amigos y conocidos. Hazloblog  Merche se hizo eco del acto:

Mosteo, Isla y Langarita

"José Luis Gracia Mosteo estuvo ayer en la Casa de las Asociaciones de Calatorao presentando su último libro (que ya he empezado a leer) "Treinta motivos para reencarnarse en mosquito". Fue un acto muy entrañable, en el que creo que se sintió muy querido y respetado por su gente, incluso yo diría que un pelín emocionado.
Nuestro Manolo recitó un par de versos de "El blues de los bajos fondos" y lo hizo muy bien. Tuvimos la gran suerte de contar con la presencia de Luis Felipe Alegre que tiene el don de llenar el espacio con su voz. Imaginaos, esa voz peculiar con los singulares versos de un poeta de nuestra cosecha... ¡una bomba de emoción!"


 
Entrada a la Casa de las Asociaciones de Calatorao y momentos del acto
 También lo comentó Fernando en la Página Oficial de la Asociación "Iniciativa Cultural Barbacana" de Calatorao 

Yo, seducido, primero por el moscatel homenajeador, luego  por el rumbo que tomó la  tertulia en El Cisne, y ya ganado a la causa por las habilidades gastronómicas de Pilar, hermana del poeta, decidí emprender la lectura inmediata del libro. Volviendo en el autobús a Zaragoza, rumanos y calatorenses se intercambiaban sonrisas mientras giraban su dedo índice sobre la oreja, ladeando la cabeza hacia mí. No era para menos, pues mis carcajadas eran explosivas y periódicas, cada diez minutos, o sea, en cada capítulo.
Escribí una reseña para Artes & Letras, Heraldo de Aragón del 2 de junio:

 Mosteo: libros leídos
(o lecturas sin prejuicios)

Treinta motivos para reencarnarse en mosquito
José Luis Gracia Mosteo. March Editor, 2011
Finalista del Premio Internacional de Crítica Literaria Benito Pérez Galdós 2007.
100 páginas.


Dudaba el autor qué título darle a este libro. La expresión "literatura friki" planeaba en su pensamiento, pero Gracia Mosteo, que habla en su libro de escritores "ilustres, escondidos o ignorados", se decidió por el mosquito, ese mosquito quevedesco que más quería "morir en el vino que vivir en el agua".  “Treinta motivos para reencarnarse en mosquito” tiene enjundia  ya desde el título.
Cierto que van a aparecer algunos frikis pero solo en las primeras páginas. Los capítulos se denominan ‘días’, y, en el Día 1 ("Emocionantísimas aventuras de Calck Zettin") hace la semblanza del más propiamente friki, el riojano Buscarini. Y Gracia Mosteo, un señor que ya pasa de los 50, no tiene empaque en confesar sus lecturas de este " Homer Simpson de la poesía", y su simpatía por "la bohemia callejera".
Sin transición,  el Día 2 nos habla de Ricardo Molina y los ignorados, acaso escondidos, poetas de Cántico: García Baena, Bernier, o Ginés Liébana.  Así  de sorpresivo será el camino que el lector transitará durante 30 ‘días’, entre charcos, cataratas, árboles solitarios, piedras milenarias y posadas donde el mosquito irá catando los caldos. Aquí se habla de afectos y desafectos con equilibradas dosis de erudición y desparpajo, gracejo que provoca la frecuente carcajada del lector. También abundan las reseñas de libros sobre Historia y Arte, así como elogios a los “arqueólogos de la palabra” como Antonio Pérez Lasheras, capaces de rescatar obras como la del poeta zaragozano Carlos Eugenio Baylín.
Treinta motivos para reencarnarse en mosquito es un libro sobre  libros leídos, entre ellos los de muchos escritores aragoneses a quienes pone en relación con lo más florido de la literatura universal, demostrando  el aprecio que siente por sus colegas de la tierra. Gracia Mosteo, más conocido como narrador que como el excelente poeta que es, muestra su interés por la “sensibilidad nuevomilenaria” de Ignacio Escuín; o “la poesía que camina meditando” de Alfredo Saldaña.  A José Verón lo exalta como “el heredero de Marcial”. Entre los prosistas, ve a Emilio Quintanilla como fabulista moderno, a Jiménez Ocaña lo emparenta con el costumbrismo y la narrativa visceral. Mariano Gistaín merece el adjetivo de “iconoclasta”; Román Lledo es tan “arriesgado” como “original”; a Joaquín Carbonel y Roberto Miranda los ve fundando la “Escuela Macarrónica del Noreste”. Ecléptico en sus gustos, pero justiciero ante los desmanes de estilo, confiesa su admiración por la “sintaxis nítida y prodigiosa” de Miguel Mena, o por la buena escritura de Ricardo Vázquez Prada.  A tres colaboradores de ‘Artes & Letras’ dedica sendos ‘días’: al que “sabe contar en voz baja”, al “cervantino” y al “cascarrabias”. Gracia Mosteo contagia el saludable hábito de las lecturas desprejuiciadas al margen de su trascendencia editorial.

José Luis Gracia Mosteo. Foto de la solapa del libro
 Para los que no estén familiarizados con Artes & Letras, diré los nombres de esos tres redactores aludidos al final del artículo: el que "sabe contar en voz baja" es José Luis Melero, el "cervantino" es Antón Castro y el "cascarrabias", Félix Romeo.

La bibliografía del brutal y exquisito José Luis Gracia Mosteo puede verse en su página web