30 de marzo de 2015

Por el Sureste español

Es vivificante reencontrarse y compartir inquietudes con colegas lejanos, como estos días en el sur levantino.
Carmen y Luisfelipe. San Javier, 2015
Pasé horas inolvidables con Carmen Manrubia, la autora del método pedagógico que lleva su nombre. La poesía es su eje de trabajo y sus experiencias se comunican a través de LEICA (Libertad Educación Integral y Creatividad a través del Arte). 
Se me verá pocas veces en una foto abrazando a alguien, ésta es la excepción. Es una forma de decir que a los renovadores de la enseñanza hay que quererlos y protegerlos.
Vanesa, Vasco y Luisfelipe. San Javier, 2015

Puerta con puerta, otra casa de acogida, la de Vanesa Lledó y Vasco Hernández, cantante y guitarrista flamenco respectivamente, con quienes compartí inquietudes, cerveza y el auto en que me llevaron a Murcia para actuar en el café Itaca.

Allí debía actuar en la temporada de Juglares que organiza nuestro colega Matías Tárraga apoyado por un equipo humano en el que se encuentran, además de los citados, el amigo Roberto Romera, otro gran aficionado a la poesía recitada.
Matías me paseó por el centro de Murcia y me dio a conocer algunos productos gastronómicos novedosos para mí. 

Viajaba yo con los discursos de Castelar en el bolsillo. "Emilio Castelar, el de la 1ª República?" dijo Matías y acto seguido: "Pues murió en la Casa del Reloj". Así que al otro día me llevó a conocer la casa donde el insigne orador gaditano pasó sus últimos días. 

Casa del Reloj
El reloj de la casa.











Casa del Reloj, San Pedro del Pinatar, 2015
La Casa del Reloj, también llamada Quinta de San Sebastián, rodeada de palmeras y eucaliptos es hoy un restaurante de postín. Se encuentra en el municipio de San Pedro del Pinatar, aledaño a San Javier. 
Castelar estaba allí invitado por los Servet-Spottorno en mayo de 1899, cuando falleció.

Las actuaciones en el Itaca y en la Sala Juventud de San Javier estaban anunciadas en un cartel montado por Matías donde aparecía yo leyendo un libro. La foto me la hizo hace 15 años Grassa Toro, mientras preparábamos con Raquel Arellano un montaje sobre las vanguardias, de ahí que el libro, Texto Poético, sea la revista que hacía el performancista Bartolomé Ferrando. Aquel montaje se llamó El circo de la palabra y se estrenó en la Biblioteca Nacional de Bogotá. La verdad es que hoy me sigo identificando con la perplejidad que refleja, por eso fue una de las que le sugerí a Matías para el anuncio.


He frecuentado poco las tierras murcianas y no conocía Cartagena. Como esos días andaba escribiendo sobre el cantonalismo, Matías me invitó a conocer la ciudad y a tomar un café en el Mister Witt. Fuera de ese lugar, ninguna mención a lo acaecido en 1873. Sí me sorprendió el monumento a los marineros muertos en la guerra de Cuba, con los nombres de todos ellos. 
Hay un pequeño teatro en Cartagena, El Teatrico, que se incorpora ahora a la programación de Juglares, fuimos a verlo y conversamos largamente con el director Enrique Escudero. Entre sus obras en repertorio: El Molinete, recreación de la vida en ese barrio cartagenero que se presenta en tres partes, o sea un teatro por entregas.
Matías, Enrique y Luisfelipe. El Teatrico, Cartagena, 2015

En Elche nos esperaba Nazario González, que mantiene la llama de La Carátula, grupo pionero y difusor de la narración oral en España. En estos tiempos que sufrimos, se han atrincherado en el
Café Balboa, donde cada domingo presentan a los artistas en el FIO o Festival Internacional de Oralidad con carácter permanente. Entre otros colegas para los que tuve el placer de actuar se encontraba la actriz de Maracaibo Teatro y narradora Cristina Maciá.


Nazario dispuso el cartel anunciador sobre una fotografía que Julio Foster me hizo hace poco en Buenos Aires. Aparezco sentado en un banco gigante con un libro de Raúl González Tuñón en las manos. 
De las funciones no digo nada especial, fueron bien y no faltó público. Qué voy a decir yo? Que fue un honor compartir esta 1ª temporada de juglares con Pepa Robles, Bonifacio Ofogo, Arnau Vilardebó, Caoz... y próximamente... Carolina Rueda!

Casi todas las fotos de esta crónica las hizo Matías. Pero ésta la hice yo:
Matías, La Unión, 2015







S. Navarro hizo un reportaje magnífico de la actuación en el Balboa. Aquí una muestra:



Vale.




29 de marzo de 2015

En España. El teatro y sus días. Usted sabrá.


Decían, cuando preguntábamos a los que estaban antes de las últimas elecciones, que la crisis serviría para la reconversión del sector, que había crecido desmesuradamente, y que sobrevivirían los que se acomodaran al mercado. No quisieron ni pensar (tuvieron casi tres años para hacerlo) en intentar algo, no sé, avisar de lo que estaba pasando, ayudar a planificar el nuevo escenario de batalla, qué sé yo.
Recuerda usted aquel chiste de Eugenio que diu:  Va uno a consultar al adivino y llama a la puerta. El adivino pregunta -"¿Quién es?" y el otro se da media vuelta diciendo -"Vaya caca de adivino". Pues eso.
No voy a perder tiempo en sacarle punta a lo que significa 'crisis' (oí a la ministra de entonces decir la tontería esa de que en chino es "oportunidad"), 'reconversión'  o 'mercado'. Anda que...
Los trabajos vocacionales no encajan en esas teorías y los grupos se atomizan. ¿Había muchos? Ahora hay muchos más... a la deriva, pero muchos más.
Una tierra con mucha gente dedicada al arte es un engorro para la administración. No un tesoro, una complicación.
Vuelvo a preguntar ¿Para qué caramba queremos conservatorios de música, escuelas de artes, teatro y danza? ¿Solo para fabricar operarios que, al ser muchos y no tener faena, sean más dóciles, más baratos? ¿Para ver cómo se despedazan al sol de la sacrosanta competitividad por un hueco en alguna basura televisiva?
Estas semanas he recorrido algunas plazas españolas. Me han requerido colegas que antaño  nos abrían teatros y programaciones donde muchos (muchos) ciudadanos se reconfortaban con cosas despreciadas por el mercado. Hoy nos abren bares, algún aula, algún salón de actos. Qué pasa? ¿Se han cerrado los teatros?¿Son los famosos contenedores sin contenidos? No, pero están para otras cosas, las del mercado, supongo.
Muchos colegas de acá y de allá tienen en muy alta estima el trabajo que hacen por su vocación, subiéndose al escenario, y por la función que desarrollan, moviendo artistas para que el público oiga otras voces. Y si no hay teatro para trabajar, inventan uno en los bajos de una casa o dan las funciones en la tarima de un café.
¿Qué me dice? ¿Que los teatros públicos son nuestros? Amos, anda, no me amuele usted! Eso son cosas que inventan los creativos: tu teatro, tu banco, tu ciudad, tu automóvil, tu partido, tu yogurt... ¿O no se ha dado cuenta que la publicidad se sustenta en los posesivos? Y no estoy hablando de los pronombres que cantara Salinas.
¿Cómo, que no se debe generalizar? Ya lo sé. Pero qué me está pidiendo ¿que sea yo el ecuánime, cuando nos han echado al cubo de la basura, en general? O quiere que le detalle el rosario de desgracias vitales que trae esta oportunísima crisis en los gremios del arte y la escena? O le hable de la degradación, la boutade, la pobreza artística de las propuestas actuales? Pues no tengo ganas, abra los ojos y entérese usted mismo, hombre!
Y claro que nosotros tenemos nuestras culpas. Pero, oiga, las estamos pagando. No sé si me entiende, nosotros las estamos pagando.
Luisfelipe Alegre
*


21 de marzo de 2015

Crónica del recital de poesía aragonesa

En el último número de El Pollo Urbano, Diego J. de Ory escribe sobre nuestro recital en el Círculo de Aragón de Buenos Aires. Agradecemos y disfrutamos el artículo que, de paso, nos hace reflexionar sobre la perplejidad que puede producir un ensayo general para alguien que no está familiarizado con los escenarios. Afortunadamente, el cronista vio además la función.





Aunque ya lo cuenta Diego, la actuación contó con la participación de Mónica Papalía, distinguida pianista que ya colaboró con nosotros en el espectáculo Cernuda recita a Cernuda, estrenado hace dos años en el Monasterio de Veruela dentro del  Festival de Poesía Moncayo.



 También debemos agradecer a Francisco Palacios que nos ayudara con las cuestiones técnicas, y a los amigos del Círculo de Aragón que confiaron en el interés de la propuesta.
Aquí reproducimos la crónica:



Fiesta de la poesía aragonesa

  Nunca agradeceré bastante a Gloria Bencoya su escapada patagónica, dejándome a mí la responsabilidad de escribir la nota de un acto singular.
    En ‘La página de San Telmo’  se anunciaba que el 15 de enero  comenzarían los actos conmemorativos del centenario del Círculo de Aragón en Buenos Aires. Y lo hacían con un recital de poesía aragonesa a cargo de El Silbo Vulnerado, grupo hispanoargentino que estaría formado por la pianista Mónica Papalía y el recitador Luis Felipe Alegre.
   Conozco al grupo de otras veces.  Le pregunté a Francisco Palacios, que es mi vecino y es aragonés. Me dijo que sí, que habría un ensayo general el día anterior, y que él debía ir porque era el responsable de la tecnología. Así que lo acompañé al ensayo general para conocer la ubicación de los aragoneses y ver el ensayo.
 Camino del teatro, Francisco me hablaba de poetas de Zaragoza. Contaba cosas de Ángel Guinda que escuché encantado. Soy seguidor de ese poeta desde hace treinta años, lo que no recordaba es que fuera aragonés. Conocí la poesía de Guinda por un espectáculo de El Silbo Vulnerado que se dio en el Rojas y que fue impactante acá, Más margen, malditos.  Con un texto tremendo sobre España, el actor se afeitaba sin dejar de recitar. También hubo una parte de Leopoldo María Panero, pero con la poesía de Guinda el Silbo marcó gol.
 El Círculo de Aragón resultó estar en Palermo Soho. En el  1414 de Fray Justo Sta María de Oro. Muy grande, sobrio. Pedro, socio veterano del club, me paseo por las salas y pude ver una interesante muestra de libros aragoneses, y conocer, por fin, una bandurria.
    El ensayo general se retrasaba y aproveché para  mirar unas fotografías que colgaban en las paredes del teatro. Al ver mi interés, se acercó Alejandra a informarme que eran todos paisajes de Aragón retratados por Julio Foster. No hacía falta decir que era un fotógrafo muy bueno porque eso ya se veía. Pensé si no merecería la pena conocer Aragón.
     Bueno, el ensayo era una cosa incomprensible. Cuando parecía que empezaba, volvían con la escalera al escenario. Seguían con la poesía y se paraban porque los vasos estaban vacíos de vino. La proyección fue otra fuente de problemas. Francisco me explicó que el espectáculo empezaba con un vídeo, sin voz, pero con piano en directo mientras el actor está sentado en un sillón y bebe vino. El film se veía bien pero el problema era la proyección limpia y probaban todas las posturas. Lo vi cuatro veces. Primero me aprendí los nombres, luego las caras y ya las biografías de los poetas del medio siglo: Manuel Pinillos, Ildefonso M Gil, Miguel Labordeta, Rosendo Tello, Julio A Gómez,  José Antonio Labordeta.  A mitad de obra se ponía otro con los poetas de los 70. No estoy seguro si se recitaron textos de todos los poetas que aparecían: Ana María Navales, Javier Barreiro, Ángel Guinda, Ignacio Prat, Joaquín Sánchez Vallés, José Luis Alegre Cudós, Manuel Martínez Forega y Alonso Cordel. 
     En el centro de la sala había una pareja viendo el ensayo. Entramos en conversación y poco a poco nos fuimos reconociendo. Eran la gran actriz Ana Padovani y el doctor lacaniano Edgardo  Feinsilber. Ana es algo así como la presidenta del club de fans del Silbo. Como es de la farándula no le inquietaban las interrupciones del ensayo y habló muy bien de la pianista.
    Cuando empieza la segunda parte, el actor se quita el saco, saca la camisa por encima del pantalón, se sienta y hay que traer más vino. Mientras recita una poesía se lía un cigarrillo. Se caen los papeles.  Es el caos. Nos vamos al bar y comemos pizza.
    El día 15 llegué en el momento en que Alejandra acababa de presentar la sesión a una centena de espectadores. Tras los aplausos, vi que al vídeo introductorio de la sesión  se le había añadido el del intermedio, aclarando que la primera parte eran poemas escritos antes de 1975 y la segunda después. También se leía que al recital le faltaban los cuerpos correspondientes a la poesía más reciente y a la poesía escrita en las otras lenguas que se hablan en Aragón, el catalán y la fabla.
   Los minutos iniciales los pasé parado al fondo de la sala. Desde allí oí los primeros versos de José Antonio Labordeta y pude ver a una señora sacar un pañuelo del bolso, suspirar y secarse unas lágrimas. Supuse que se le había despertado la nostalgia por la tierra o los ancestros.
    De Julio Antonio Gómez dijeron dos poemas, “Zaragoza amarilla” y “Geografía”. El primero de ellos la pianista lo enmarcó con el temazo “Milonga del ángel” de Piazzola. La pucha, dije, parece que se hubieran hecho el uno para el otro. Esta vez casi lloro yo. Mal empezamos, me dije. Alguien del Círculo me trajo una silla. De Rosendo Tello hubo dos poemas, los más breves de la primera parte. Manuel Pinillos debió ser un poeta torrencial, por lo oído esa noche. También me lo pareció Miguel Labordeta, aunque más medido en lo formal. Mónica Papalia enmarcó poemas con Chopin y Satie. A veces Alegre queda sentado, escuchando el piano  y bebiendo  vino. Cuando se acaban los poemas, las hojas caen al suelo.
    El actor anunció la segunda parte y habló de la década de 1970, en el medio de la cual murió la dictadura. Especuló con los posibles agrupamientos generacionales y recordó algunos intentos: generación de los 70, generación del lenguaje, generación de la democracia, generación del desencanto, etc. Mientras hablaba cambiaba su aspecto a informal, sin saco.
   Lo cierto es que estos poetas sonaban distinto a los anteriores. Y no porque los nuevos formaran un coro unísono, más bien por lo contrario. Nada que ver  Navales con Alegre Cudós. Ni Sánchez Vallés con Ignacio Prat. Pero traían a la escena temas nuevos, intenciones nuevas. Y esto se reflejaba en la interpretación. Un poema, “Épica inversa”  de Alonso Cordel,  ‘ritmó’ con una milonga de Contursi; en “Balada de los fumadores de hachís” de Sánchez Vallés, el actor se lió un cigarrillo al son de los Beatles. Los breves poemas de Ángel Guinda fueron largamente aplaudidos.
    Hacia el final, un ‘artefacto’ de Martínez Forega operó como bomba de risa con efecto retardado.
     Mientras aplaudíamos, comparaba el tamaño de Aragón (47.700 km²)  y su población (1.300.000).  Es algo más pequeña que Jujuy y tiene los habitantes de Tucumán. Y sí, yo me sorprendo de la variedad y calidad poética que genera ese pedazo de tierra española. También me maravillé de que todo lo que consideraba imposturas en el ensayo, fueran golpes escénicos perfectamente planificados en acción, gesto, letra y música. Olé!
   Encendida la luz aparecieron conocidos, primero saludé a Marta Sabella y Cristina Villanueva, fans declaradas del grupo aragonés; a la entrerriana Carina Resniskiy, que este año ha subido al escenario la poesía de Juan L. Ortiz; y a los músicos Leticia Ciccone y Roberto Gutiérrez, que cantan versos de Jesús Lizano en su dúo ‘La nada aparente’.
    Diego Morlan y Nicolás Domínguez hablaban con entusiasmo de los poetas últimos. Diego Cazabat y Andrea Ojeda, del teatro Periplo, comentaban los giros inesperados del recital y Luis Felipe les decía algo así como que en los toros hay varios tiempos y que el torero debe saber cuándo cambiar el capote por la muleta. Y dijo que la música del recital había sido como las banderillas que se clavan al toro. Roberto Gutiérrez le pidió al actor los poemas de Rosendo Tello, Nicolás le pidió referencias de otros.
    Los hospitalarios aragoneses sacaron vino para todos. Mónica Papalía fue muy felicitada porque estuvo espléndida. Es una de las grandes pianistas argentinas de la música clásica con impronta folclórica. Fue un lujo escucharla integrada a los versos.
   Y, bueno, así comenzaron los aragoneses a celebrar el centenario de su Círculo: con una fiesta de poesía. Ojalá les acompañe el mismo éxito en todas sus actividades.
Diego J. de Ory

6 de marzo de 2015

Medianoche: fotografías en el Teatro Bicho


Diálogo de besugos

-El Teatro de Medianoche ha superado los 30 años de andadura.

-Dura, aunque Domingo y Araceli construyeron el proyecto a la medida de su ingenio.  

-Genio y figura,  como reza el dicho.

-Bicho se llama el teatro donde está la exposición con fotografías y carteles de sus espectáculos.

-Culos no creo que expongan. Son muy castos.

-Tos tenemos todos, con este frío.

-¿El río?  Vámonos al otro extremo.

-A remo. Voy a ir al Bicho a las seis.

-Eis?

-A ver la inauguración, que es en Pilar Lorengar, 14, de Zaragoza.

-Goza, goza. Yo pensaba ir el  14 o el 15 que ponen SeRes Uhmonos a las siete y media.

-Día más o menos...

-Nos despedimos?

-Dimos información, no?

-Oh!




Los habitantes de los espejos. Fotografía Domingo Castillo